1
Las sábanas enrojecían
picantes y viciadas
humedecidas con lágrimas
de ojos tiernos
y caderas dislocadas.
Peleando con ególatra fervor
se muerden los muslos
y los besos. Sangran
con placer fanático
y no se ríen
pero se muestran los dientes
como si de matarse
entre leones se tratara.
Ése domingo pensaron que llovería
pero no
entonces destruyeron las tostadas y
los mates
y eludieron la cortesía para
atarse con cadenas a la pereza
de regalarse al otro en paz
como dos ventolinas de seda.
2
apretarse las manos y trocar documentos
mas no aceptaron los nuevos rostros y
las viejas cicatrices
e hicieron luto a su manera:
dejaron fotos de pinos, playas y perlas negras
donde su presente estaba
y donde lágrimas hondas pusieron
un pajarito
que silbaría un tango
intermitentemente.
Como lapidándose a picotazos
o perforándose la carne con arañas
se prometieron amor qué tontos
e hicieron un pacto adulto
que no pudieron cumplir.
3
Desde entonces, cada vez que cae el sol
se les hierve la pava, las radios se apagan
y guardan un gato negro en el estómago
mientras sueñan con la mejilla que falta
en sus cuadras sin esquinas.