viernes, 29 de octubre de 2010
piernas
así
pasear por la ciudad, aflorar
el daño
hacernos saber que nadie podría
estar al lado de esas piernas
-estar de casualidad, tal vez sin querer
tal vez queriendo, cerca
de esa cadera- sentir el ápice de un roce
en esa danza harapienta
y desastroza
de flor haragana
y yo tasando mi vida a una nada
de cuatro patas, por sobre toda la libertad
sin tus piernas
domingo a la madrugada
los poetas roncando parados
en las paradas de los bondis, la ciudad toda
aburrida
hasta que tus piernas se apoyan
sobre
las
baldosas
y dragan distancias y todo colisiona
en la quietud
piernas
que muy probablemente
no se dirijan a ningún lado
¿quién podría cautivarlas
mentirles hábilmente
de tal manera
que luego pueda uno
tranquilamente
esperarlas en algún lugar
fumando y escuchando música new age?
piernas del mundo
¡deslícense!
ofrezcan nada
a cambio de todo
.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Epitafios en Democracia (2009-2010)
a Rudyard Kipling
I. Humanismo
Tardé toda una vida en encontrarlo.
Cuando le formulé todas mis preguntas
a nada pudo responder con palabras.
II. Melancolía
¿Dónde tenemos la canción que nos define,
la foto infantil, el beso en la mejilla?
Detrás del disfraz
aguardan
nuestras lágrimas condensadas.
III. Sensu
Nuestra discusión no tiene fin
si disponemos en el tablero
de miedos, caretas, sensus, carnaval.
IV. dios besa a la reina
¿Cómo olvidar aquél relámpago de dios
que, agazapado tras una Coca-Cola,
estalló en mi pecho?
V. Dos instantes sin luz
Al llegar al campo, no pudo creer
lo que veía:
allí se refugiaban de las ciudades
todas las luces del universo.
La familia cenaba mirando la tele.
De repente, ¡plac!, corte de luz.
Oscuridad.
Sin quererlo ni planearlo se volvieron a encontrar.
VI. Democracia
Quise construir un castillo de arena
sobre otro de sangre. No pude.
Mientras me alejaba de la playa,
las olas lamieron mis huellas
pequeñas de hombre.
VII. Hodge 301
Dentro de las tarántulas
chilla una voz.
Aún titilan los cambios
en el estómago de la tierra.
Un puñado de estrellas es nuestro único reflejo.
VIII. Egeo
Algo en los hombres se sacude.
Retumba, crece y se fortalece.
Algo
que no es el hombre
proyecta una sombra en mi sucia pared.
IX. Musa
Los años me han enseñado
que cuanto más quiera apretarte,
más envejecerán mis dedos.
Hoy, con la piel putrefacta,
sigo viendo estupefacto cómo tu mandíbula
mastica mis órganos.
X. El Demonio de la Perversidad habita Buenos Aires
Se anudó la corbata a más no poder:
hoy tenía la reunión
más importante de su vida. Subió en ascensor.
El último piso debió subirlo
por es-ca-le-ras.
Con el viento despeinándolo
cerró los ojos y saltó para conocer
su sonrisa original.
XI. Los hombres
Se le selló la boca y la lengua se petrificó
después de escuchar a esa persona
diciendo ésas palabras
de ese modo, y pensó:
“Los hombres también podemos violar palabras”
.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Tengo hermanos en el mundo,
sufrientes hermanos,
solos,
cautivos de un dolor
que contagia, siniestro.
En el mundo nadie es mudo
y tienen mis hermanos
rojos corazones
grandes como melones, ansiosos de amor,
frutillas dormidas en jardines abiertos.
Tu pelo cae como la lluvia.
Alguien te enseñó a morir, a olvidar,
a mirarte la espalda.
¿A quién pedirle, cuando menos, una ayuda
cuando sólo resta sufrir, odiar,
perder la calma?
.
Una espada y una flor
Whisky a la mañana; un reflejo honesto
devuelto como tregua fría y amarillenta
que vuelve testarudo a un pasado funesto,
que roe las sombras, las noches corrompe
dormido en mis piernas
duras, macilentas
como un gato ciego que chilla y que rompe.
No vuelvas, furia, suspenso en los huesos.
Duerme en la distancia, incómoda, sentada
en sillas destrozadas, con ojos y con besos
resecos, televisores prendidos;
ruidos necesarios que cierran las ventanas
y pintan con sangre las huellas, los hilos.
Caminás por dentro mío, con lágrimas de rencor.
No entra en tu muñeca mi reloj sin agujas.
Tu boca flotante susurra en mi oído
que siempre seremos una espada y una flor.
.
viernes, 20 de agosto de 2010
Resignación
contestamos con risas forzadas y pañuelos sucios.
Alguien pregunta por su pasado, no recuerda ni
qué comió ayer. Los demás esperan que su espejo
los deje de mirar.
Entonces leemos los prospectos, los carteles
y las propagandas. Buscamos una explicación
que anestecie las almohadas. Un chico, en la calle,
juega a policías y ladrones. Las luces de la ciudad
brillan como velas petrificadas.
Me habían prometido un mundo precioso
repleto de flores desnudas y tiernas. Los
hombres y las mujeres encandecían de
coraje. Nunca terminan los sueños, o nunca
empezaron. La vida duerme en los brazos
del silencio que la besa.
Me decía a mí mismo -¿a quién más?- por qué
el capitalismo triunfaría. Los motivos eran
tan injustos como rotundos. Ambos tiramos
el sol al centro de la tierra. La última noche
no tuvo ni luna ni estrellas.
.
viernes, 23 de julio de 2010
Cuando era chico
tenía un dios con quien jugar
por ese entonces
se paseaba en mis jardines
sangrientos como rubíes.
Tenía una sábana
y se desvestía
se vestía
se desvestía
se vestía
se desvestía
desmesurado
lavando nuestros corazones
en fuentes espaciales.
Olía a plomo
de una palabra tan grande como nosotros
era su ojo ciego
(a veces tuve miedo, a veces lloré por él)
Un día
por algún motivo
se fue.
.
el hombre del Reloj
tatuaje lacerante en negro maletín
(archivo de agujeros, cajita de mentiras)
Mira hacia afuera y es tarde: los autos y los celulares
han perdido las orejas
¿de qué está hecho
el hombre del reloj?
Marcha en cinta de montaje
de indiferencia suda y a gusto
(futuropresentepasadoquietud):
catar a sus amigos es verlos desfilar
pero entonces
¿cómo sabe la hora el hombre del reloj excedido, el hombre del adminículo acogotado de anhelos?
está desnudo sin embargo
viste un tiempo de tormentas
presagia un futuro funesto
mira hacia afuera y es tarde
las madres ya ostentan palomas de sombrero.
Aún siente
el rumor negrusco del café y las tostadas
las verjas heridas por pardos otoños
su dios particular
pero entonces
¿es el reloj el que mastica
es el reloj el que chatea
es el reloj el que sangra el que roba
es el reloj el que se coge a su mujer?
Mira hacia afuera y es tarde: las oficinas se ríen
como su reflejo en el concreto o no tanto
y tal vez dos lunares de luz incandescente
draguen sus domingos seniles de vino (¡sus viernes
de bocas y carne perdida!)
Sombras pestilentes rozan los caminos
peinan en la historia versiones difundidas
pero entonces
¿quién no miente en el juego de la obstiNación?
.
viernes, 4 de junio de 2010
jueves, 3 de junio de 2010
viernes, 9 de abril de 2010
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