Literaturgia

Todo ser humano tiene en su interior, en su alma / un sonido bajito, su nota / que es la singularidad de su ser, su esencia / Si el sonido de sus actos / no coincide con esa nota / esa persona no puede ser feliz - SOFIA PROKOFFIEVA

jueves, 30 de septiembre de 2010

Epitafios en Democracia (2009-2010)

a Rudyard Kipling



I. Humanismo


Tardé toda una vida en encontrarlo.

Cuando le formulé todas mis preguntas

a nada pudo responder con palabras.



II. Melancolía


¿Dónde tenemos la canción que nos define,

la foto infantil, el beso en la mejilla?

Detrás del disfraz

aguardan

nuestras lágrimas condensadas.



III. Sensu


Nuestra discusión no tiene fin

si disponemos en el tablero

de miedos, caretas, sensus, carnaval.



IV. dios besa a la reina


¿Cómo olvidar aquél relámpago de dios

que, agazapado tras una Coca-Cola,

estalló en mi pecho?



V. Dos instantes sin luz


Al llegar al campo, no pudo creer

lo que veía:

allí se refugiaban de las ciudades

todas las luces del universo.


La familia cenaba mirando la tele.

De repente, ¡plac!, corte de luz.

Oscuridad.

Sin quererlo ni planearlo se volvieron a encontrar.



VI. Democracia


Quise construir un castillo de arena

sobre otro de sangre. No pude.

Mientras me alejaba de la playa,

las olas lamieron mis huellas

pequeñas de hombre.




VII. Hodge 301


Dentro de las tarántulas

chilla una voz.

Aún titilan los cambios

en el estómago de la tierra.

Un puñado de estrellas es nuestro único reflejo.



VIII. Egeo


Algo en los hombres se sacude.

Retumba, crece y se fortalece.

Algo

que no es el hombre

proyecta una sombra en mi sucia pared.



IX. Musa


Los años me han enseñado

que cuanto más quiera apretarte,

más envejecerán mis dedos.

Hoy, con la piel putrefacta,

sigo viendo estupefacto cómo tu mandíbula

mastica mis órganos.



X. El Demonio de la Perversidad habita Buenos Aires


Se anudó la corbata a más no poder:

hoy tenía la reunión

más importante de su vida. Subió en ascensor.

El último piso debió subirlo

por es-ca-le-ras.


Con el viento despeinándolo

cerró los ojos y saltó para conocer

su sonrisa original.



XI. Los hombres


Se le selló la boca y la lengua se petrificó

después de escuchar a esa persona

diciendo ésas palabras

de ese modo, y pensó:

“Los hombres también podemos violar palabras”



.

lunes, 13 de septiembre de 2010



Tengo hermanos en el mundo,
sufrientes hermanos,
solos,
cautivos de un dolor
que contagia, siniestro.

En el mundo nadie es mudo
y tienen mis hermanos
rojos corazones
grandes como melones, ansiosos de amor,
frutillas dormidas en jardines abiertos.


Tu pelo cae como la lluvia.
Alguien te enseñó a morir, a olvidar,
a mirarte la espalda.

¿A quién pedirle, cuando menos, una ayuda
cuando sólo resta sufrir, odiar,
perder la calma?


.

Una espada y una flor


Whisky a la mañana; un reflejo honesto

devuelto como tregua fría y amarillenta

que vuelve testarudo a un pasado funesto,

que roe las sombras, las noches corrompe

dormido en mis piernas

duras, macilentas

como un gato ciego que chilla y que rompe.


No vuelvas, furia, suspenso en los huesos.

Duerme en la distancia, incómoda, sentada

en sillas destrozadas, con ojos y con besos

resecos, televisores prendidos;

ruidos necesarios que cierran las ventanas

y pintan con sangre las huellas, los hilos.


Caminás por dentro mío, con lágrimas de rencor.

No entra en tu muñeca mi reloj sin agujas.

Tu boca flotante susurra en mi oído

que siempre seremos una espada y una flor.



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LICENCIA

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